domingo, 29 de agosto de 2010

Referente

Te uso de referente. Transito el tiempo aferrada a tus comisuras. El infinito está centrado en tu pupila que, dilatada, me regresa la imagen de una catástrofe: amor a la más vieja usanza. Me abandono en el hábito de tu tacto y los relojes de arena vierten su contenido en mi espalda. La implosión que causamos, después del descuidado beso, ha dejado astros rebotando por toda la habitación. En tu descuido me volví una metáfora y voy cavilando tu muerte entre encajes y sedas. Estas destinado a mis piernas. Me hago a la mar de tu presencia en una barca lascivia. Vine a tentarte. Con la bandera del amanecer voy a proclamar míos tus puertos, todos los parajes recónditos de tus calendarios. Te hago verbo. Conjugado entre mis labios sabes a pecado. En tinta, sobre el costado del papel, te escribes onírico. Te me antojas mitológico, un Hecatónquiro que sostiene en cada una de sus manos mis deseos y por cabezas las fases del ciclo lunar. Me defino. Estoy dispuesta a buscarte en cada exhalación.

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