martes, 14 de septiembre de 2010

Una palabra.


Marcus Stone- In love-  Oleo sobre lienzo, Galería de Arte
de Nottingham.

Es siempre la misma palabra siniestra, que me amenaza por las espalda con un puñal. La hoja fría de su incisivo cuestionamiento me hace temblar. La he visto aparecer cien veces, transfigurarse, permutar, permanecer estática y levitar. Me confunde. Ayer, por ejemplo, apareció en el entresueño, vistiendo el cuerpo de un hombre alado. Fingía ser verbo y corría alrededor de la cama, lanzando galaxias de una bolsa maltrecha. Se tropezó y cayó de bruces sobre mi, me aplastó el pecho como siempre, la herida vieja sangró de nuevo. La empujé con desdén, sé de sus artilugios para enredarme. Me miraba fijamente desde el piso, tratando de exclamar algo sin usar la voz. Se sonrojó y esbozó una sonrisa pícara. Seguramente recordaba los días previos, en los que su disfraz era escarlata.  Instigaba mis necesidades con la miel de la fruición, me hacía temblar la espina con solo anticiparla. No puedo negar que me gusta verla. Retoza como los niños pequeños, escondiéndose detrás de mil rostros, moldeando sonrisas, escarbando el los besos, hurgando en los cuerpos. Recordé como fue adjetivo de tantos versos en el pasado. Allí, volaba ataviada de nubes y comandaba a los Céfiros. Todavía comprendía el lenguaje de las hadas, por eso trataba de complacerme aferrándose a lo improbable, conquistaba príncipes y desnudaba princesas.  El reloj corrió y se volvió sustantivo. Yo la cambié por otras palabras que sonaban más intrincadas, incluso por monosílabos que me hacían sudar. Me sirvió solo para hacer oraciones despectivas, donde la amenacé varias veces de muerte y la desterré de mi alma gritándole improperios. Estuvo entonces vestida de duda. Se hizo lluvia cada vez que podía y me carcomía los huesos mientras me vestía a oscuras, para recordarme que aún estaba allí, que esperaba aunque yo fingiera ser ciega. Me giré en la cama y le tendí la mano, después de todo lo que he pasado con esta palabra, con el amor, no puedo dejarlo tirado a los pies de mis madrugadas. 

1 comentario:

  1. Bueno, en realidad, más allá de que sea cierto, debes cuidar el tiempo. Dijiste: "Me confunde. Ayer por ejemplo..." Ok, empieza un día, pero no tengo con qué comparar otro día de esa confusión... es decir, el amor transmutó en todo eso y eso es entendible. Sería bueno que pusieras otro día u otra escena para que el lector sienta que en verdad estas confundida.

    Saludos... y sigue practicando ^^

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