miércoles, 4 de mayo de 2011

Sonrisa de santo


La tentación de San Antonio, Salvador Dalí.
Óleo sobre lienzo, colección privada. 

Despertó con la sensación de tener los músculos embotados. Su primer gesto fue una sonrisa a medias. Aún era muy temprano para esbozar una sonrisa completa y, como he dicho antes, Antonio no se sentía como él mismo esa mañana. Trató de seguir la rutina de siempre: estirar los brazos, componer la sotana, tratar – disimuladamente – de pulir su nombre para que los feligreses no se confundieran. No pudo hacer nada. Para su malestar descubrió que se hallaba de cabeza con trece monedas frente a él. Entonces la sonrisa fue completa, quizá carcajada. ¿Quién cree posible encontrar amor por tan poco dinero? 

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