jueves, 17 de febrero de 2011

Sueños de libertad


La misma bala acabó con todo.  Jugó con el pequeño fragmento de metal por varios minutos. La vio escurrirse un par de veces entre sus dedos como si agua se tratase. Sonrió cuando la introdujo en el tambor de la 38 que había heredado de se abuelo. Pasó los dedos varias veces por la S que se enrollaba en la W como una serpiente, como el pecado mismo.  Quitó el seguro con recato, trataba de no hacer ruido, no quería despertar ninguna esperanza que le quitara valor. Vio dentro del cañón con la puericia de un niño con su primer telescopio, en el fondo oscuro se dibujaba la constelación del futuro. Haló el martillo y puso el arma sobre el taburete. Tomó su ultimo cigarrillo, sorbió al mundo y sus dolores en cada calada. Cuando trataba de extinguir la colilla lo asaltaron las deudas de los confesionarios que nunca visitó, para su buena suerte aún quedaba un trago de whisky. Empujando el hielo con la lengua extrajo hasta la última gota del néctar de los desvalidos. Rodó una lágrima y sonrió de nuevo cuando su mano izquierda – la de la puntería acertada – logró colocar la pistola dentro de su boca. Apretó el gatillo mientras una sensación de frío subía por toda la espina.

-       **Señor, otra vez se quedó usted dormido. Es momento que pase con el médico. ¿Con qué soñaba esta vez?

-      ++ Nada importante, con un poco de libertad supongo. 

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